No puede ni debe sorprendernos las bochornosas y absolutamente mendaces solicitadas que uno de los tantos tentáculos del monopólico Grupo Clarín publicó en el segundo diario de mayor tirada de nuestra provincia en los últimos días.
No sorprende, porque a pesar de que a este monstruoso y despiadado multimedio se le cayó la máscara hace mucho tiempo, son tan arrogantes que se creen que todavía pueden seguir vendiéndonos sin más sus fétidos buzones.
En primer lugar, alegan falazmente, estar soportando desde hace dos años una “brutal campaña de hostigamiento” movidos por intereses políticos, sectoriales y mediáticos muy concretos.
Y la primera pregunta que nos surge inmediatamente es ¿no fue el grupo mafia, como ha sido denominado no hace tanto por un prestigioso periodista radial, el que a fuerza de presión y hostigamiento sin los mínimos límites éticos, ahogó hasta el aniquilamiento a cientos y cientos de medios de prensa (radiales, televisivos y gráficos) del interior del país, exigiéndoles, en algunos casos, comprar el papel al precio usurario que estos rufianes imponían discrecionalmente ante la alternativa manifiestamente ilegal de no poder emitir los periódicos por falta del insumo fundamental y, en otros supuestos, adquirió ilegítimamente las empresas de cables locales para copar el mercado e imponerse como la única propuesta televisiva posible para los usuarios de esas comunidades? La RESPUESTA que se impone es indudablemente es AFIRMATIVA.
En segundo lugar, ponen en cabeza de los supuestos “perseguidores” la eventual responsabiliadad por un no acceso a las nuevas tecnologías y servicios que ofrecen a los actuales y futuros usuarios, agregando que la empresa invirtió más de $ 6.500.000 en Santa Rosa en infraestructura técnica para brindar televisión digital y ofrecer una banda ancha más veloz a los pampeanos. Así, cabe advertir por un lado, y por si hay algún distraído que pueda estar leyendo, que la inversión es una condición que está inescindiblemente sujeta al denominado “riesgo empresario”, por lo que las posibles pérdidas siempre van unidas a las probables ganancias, que en el caso que nos ocupa son fabulosas. Pero, ¿no es esta la empresa que sólo en el año 2009, obtuvo ganancias netas por $ 3.470 millones y $ 820 millones por el servicio de Internet de banda ancha que presta a través de Fibertel, representando el 64% de los ingresos totales del Grupo Clarín, a los que no debe dejar de adicionársele las facturaciones por publicidad, aproximadamente el 20,5% y por otros emprendimientos?
Sin embargo, lo que no dicen es que están desesperados porque van a perder parte del mercado local, ya que muy pronto dejarán de ser la única empresa que ofrece televisión por cable en la ciudad, por lo que comenzaron a ofrecer el "paquete" de cable + Internet a $ 85, aunque aclaran en la letra chica de la publicidad de Fibertel y atajándose ante eventuales reclamos de los usuarios, que el servicio está sujeto a disponibilidad técnica. Ello en virtud de que no escapa al monopolio que el recurso planteado ante el Superior Tribunal de Justicia pueda resultarles adverso ante la inobjetable y contundente Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, y siendo así se verían obligados a retirar el tendido de fibra óptica ilegalmente instalado en las columnas de la CPE, no pudiendo ofrecer ni televisión digital ni banda ancha, con la consecuente pérdida de clientela y, obvio, ganancias.
Es por esa sencilla razón que salieron con los tapones de punta arremetiendo contra sus futuros competidores, intentando en el camino crear más confusión e incertidumbre.
Y ése es su principal propósito con la publicación de las mencionadas solicitadas, no sólo agraviar y desprestigiar a quienes se erigen como la alternativa ante el monopolio, sino que pretenden confundir y engañar vilmente –como es de práctica habitual para Clarinete y compañía- a los consumidores, quienes no siempre tienen las defensas altas como para estar alertas ante la inoculación del virus del emporio mass-mediático, que intentando aparecer como la única víctima en toda esta situación, en realidad es un lobo con piel de cordero cuyo sólo fin es captar más clientes, que les darán más ganancias y a quienes podrán manipular a gusto y piacere en pos de sus intereses políticos. Eso sí, todo ello lo hacen escudándose en una supuesta censura en su contra y enarbolando la bandera de la libertad de expresión, cuando la realidad es que este grupo mafioso y ruin violenta ese derecho constitucional constantemente y por diversos métodos, cuando menos infames: interfiriendo canales “opositores” al monopolio, despidiendo a empleados insurrectos que no se arrodillan ante las órdenes de sus jefes, extorsionando a los medios más débiles a cambio de la posibilidad de transmitir determinados eventos del gusto popular, comprando e instalando medios satélites en el interior del país para "adoctrinar" a esos mismos usuarios-clientes cuyos derechos dicen defender.
Porque sí, sí, sí no nos engañemos compañeros, Magnetto, Ernes, Aranda y compañía tienen no sólo intereses económicos en prácticamente todos los rubros empresariales de servicios y comunicaciones no sólo de Argentina, también de América Latina, sino que cual emperadores bananeros de un imperio miserable y codicioso, han bajado el dedo a cuanto presidente democráticamente elegido a habido desde los ’70 en nuestro bendito país (aunque algunos de ellos fueran dignos merecedores de una soberana pateadura en el traste), instalando así, una y otra vez mediante un discurso que machacan continuamente (para que entre o entre) la sensación de inseguridad, de descontrol, de incertidumbre, de miedo. Y ello lo hacen impunemente y en franca asociación -de dudosa legitimidad- con conocidos dirigentes de la vieja y corrupta política argentina, jueces que se hicieron y ascendieron en sus carreras gracias a su complicidad durante épocas oscuras y que hoy son los que desde esos lugares de poder benefician, cuando se les presenta la oportunidad, al multimedio de Herrera de Noble.
Sin embargo, y gracias a Dios o a quien sea, no logran su nefasto cometido, esto es, desestabilizar al actual gobierno e imponer a algún títere de turno –al cual previamente apoyarán incondicionalmente antes, durante y después del proceso eleccionario-. Títere que, dicho sea de paso, se presenta adicto y sumiso a las bajadas de línea del Grupo y que, simultáneamente, se trasuntarán a su vez a otras tantas marionetas cuyos hilos manejan magistralmente en el Poder Legislativo y Judicial, reiniciando de esta manera el ciclo perverso y destructivo que comenzaron hace más de 30 años con el ilegal y siniestro apoderamiento de Papel Prensa, la vía, claramente ilegítima, utilizada por estos corsarios de la tinta cuya voracidad insaciable para concentrar cada vez más poder los llevó a transformarse en lo que hoy son: expertos manipuladores de la opinión pública.
Por último, pero no menos importante, es imprescindible recordar que tanto Cablevisión como Fibertel, operan en forma totalmente ilegal, violentando toda la normativa nacional, provincial y municipal existente y que rigen para las empresas de telecomunicaciones.
Así, en septiembre de 2009, Gabriel Mariotto, por entonces interventor del Comité Federal de Radiodifusión, dictó la resolución 577/09 impidiéndole a Cablevisión absorber, mediante una fusión, a las empresas Multicanal, Pampa TV, Teledigital Cable y otras dos cableras y quedarse con sus licencias, por tener más licencias de las permitidas en la zona y en concordancia con lo establecido en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Al darse marcha atrás con la fusión, Cablevisión se quedó sin la licencia, aunque la cuestión aún se discute en la justicia. Lo cierto es que Multicanal y su antecesora Teledigital Cable nunca concretaron el traspaso de las licencias de Difusora y Pampa TV. Ambas autorizaciones, con trámites iniciados, según la nota, en el año 1984, todavía se encuentran en trámite.
En un artículo publicado por Miradas al Sur se reveló la explicación que un ex funcionario del desaparecido Comfer hizo acerca del modo de operar de Clarín en cuanto a las licencias de TV por cable: "Si el Clarín poseía un cable en una localidad y compraba a la competencia, iniciaba el trámite de licencia pero lo dejaba incompleto para evitar problemas por su posición monopólica. De ese modo, la tramitación tenía una entidad legal, pero no podía ser denegada por ningún interventor porque faltaban papeles". Este es el caso de Santa Rosa.
En cuanto a Fibertel, sabido es por todos, después del festival de medidas cautelares que el multimedio presentó a la justicia, que la Resolución 2936 de la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) PROHIBIÓ a Cablevisión ofrecer el servicio a nuevos usuarios desde el 5 de agosto pasado, medida que fue desoída por el Grupo que sigue manejándose patoteril e impunemente.
Por lo que cabe concluir que Cablevisión no es caperucita roja, aunque intente infructuosamente aparentarlo, y la CPE y LA ARENA tampoco son el lobo feroz. Y los usuarios no pueden asumir ni permitir que se los ponga en el rol de rehenes por quien sistemáticamente ha violado todos sus derechos como consumidores y pretende mostrarse como defensor de la competencia en nuestra ciudad cuando en realidad han hecho hasta lo imposible por impedir que los pampeanos escuchemos otras voces, propósito central de la reciente y democráticamente votada “Ley de Medios”.
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